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Esquí de travesía o de montaña

El esquí de montaña se ha utilizado como medio de aproximación para ascensiones a cumbres, y en travesías. Actualmente es una especialidad  deportiva en sí misma, acercándose al esquí de fondo al aligerar los materiales, pero manteniendo unos mínimos de que nos aguante las cargas en la bajada. Desde el punto de vista musculo-esquelético necesitaremos de un trabajo potente de los extensores de la cadera, rodilla y tobillo (TRIPLE EXTENSIÓN), con los principales protagonistas en la fase de tracción como son el glúteo mayor, los isquiotibiales y los gemelos. En la fase de recobro, avanzamos mientras deslizamos sin carga, activando los flexores de cadera (psoas ilíaco, recto anterior del cuádriceps, etc.). Buscaremos una acción sinérgica de flexibilidad de los flexores al final de la fase de tracción, con una activación de los extensores de la cadera al inicio de ésta. Enfocándolo al ámbito competitivo, una cadencia viva, pero con efecto, garantizando que la siguiente tracción venga relativamente rápido, y que esté en equilibrio entre la fuerza aplicada y el tiempo de apoyo (más tiempo de apoyo generará más fuerza, así como una excesiva cadencia reduce la misma en cada paso). La cadencia y la carga a entrenar dependerá de si estamos en una modalidad de velocidad o lo enfocamos a travesías de varios días con material pesado, variando considerablemente este trabajo. La exigencia  neuromuscular cambia. Cuando hacemos radios de giro más cortos, reducimos la velocidad de traslación, pero requerirá una reactividad continua, entrenamiento de anticipación. Cuando se trata de giros más largos, aumenta la velocidad y el radio, y con ésta la inercia, provocando una mayor permanencia en los cantos, obligándonos, cuando estamos en la mitad del giro a un trabajo de fuerza máxima excéntrica-pliométrica (frenado-empuje), e isométrica  (aguante de la carga) y sólo de empuje al terminar el giro para llevarnos a un cambio de cantos, deformando el esquí como un arco. Se trata de un deporte de bajo impacto (en las bajadas y en competición, unido a los baches del terreno algo más), se busca deslizar la tabla en la subida sin levantar. En los entrenamientos intentaremos reproducir esto, añadiendo  el trabajo de multisaltos, reactividad y pliométrico para potenciar las bajadas. Para adaptarnos al terreno (nieve de distintas características, y hielo) entrenamos los principales estabilizadores de estas tres articulaciones, cadera, rodilla y tobillos, (fascia lata, glúteo medio, sóleos, peroneos, y tibiales), y aunque la estructura de la bota de rigidez, hay que tener en cuenta que los giros los originamos desde los pies y dedos, dando prioridad al entrenamiento propioceptivo de esta zona. Todas estas mejoras se harán en la medida de lo posible en la nieve, para aumentar las sensaciones y experiencias del tacto, lectura y anticipación. El equilibrio en varios planos (sagital, para compensar las aceleraciones y desaceleraciones del tronco con la velocidad y los cambios de pendiente, y en el plano frontal el ajuste del c.d.g. compensando la inercia del giro, y en el transversal ,usando de pivote para generar o controlar las rotaciones del cuerpo. El trabajo de la zona central (CORE) nos va a permitir la correcta transmisión de  la carga, siempre desde la parte más distal, activando los receptores de los dedos y pies (donde debemos generar los movimientos de giro y avance, hacia los elementos más proximales), bloqueando  las rotaciones excesivas del tronco. Aunque éste variará ligeramente cuando utilicemos los dos bastones simultáneamente o alternando su uso, y el timing que nos dan los bastones para el ritmo. En las subidas es importante determinar el porcentaje de fuerza que necesita nuestro corredor  (plataformas de fuerza), velocidades de traslación (gps), cadencia  (relojes), para  poder reproducirlo en nuestros entrenamientos con cargas .buscando ejercicios que nos den la máxima similitud al estilo y carga interna recibida. Splits frontales y posteriores, gliding , chalecos lastrados, empuje y tracciones de trineos de carga, máquina multicadera, gradas, máquinas de simulación de cambio de cantos en arco, patines o con los  rollerskis , con alta transferencia, ya que mantiene el trabajo de equilibrio centrado con presión justo en el patín. El debate sobre qué trabajo de fuerza entrenar, se postula , por un lado, hacia el desarrollo de la fuerza con altas cargas y sin perder velocidad, (series sin que caiga un 30 %c con respecto a la primera serie)  independientemente de la modalidad a entrenar (fondo, velocidad..), (González Badillo) , y bajo otro punto de vista, alternamos los tipos de fuerza a entrenar según el momento de la temporada, fuerza resistencia como período adaptativo, fuerza hipertrofia, para desarrollo de base para ir recibiendo cargas progresivamente, adaptándose el tejido blando y muscular, fuerza máxima ( ya que por la teoría del arrastre de fuerzas todas las manifestaciones de ésta mejorarán) y explosiva, muy útil para la reactividad de las bajadas. Sería interesante simular la rotación con el equilibrio, similar a la acción real (una pierna adelantada), buscando sinergia con el trabajo de los flexores de cadera (planchas alternando la flexión de cadera y rodillas), slide laterales… Todos estos factores, añaden un aliciente para divertirnos, entrenando en un medio que apasiona al que lo prueba.

Trail running, aspectos fisiológicos del corredor de montaña

Como continuación del artículo publicado anteriormente, ponemos en el punto de mira las necesidades fisiológicas a mejorar para poder conseguir el máximo rendimiento en los corredores de montaña. Dentro de los factores determinantes se encuentran los siguientes: El VO2MÁX o máximo consumo de oxígeno. Para poder conocer este valor, tanto en términos absolutos (L/min.), como en relación a su peso corporal (relativo: ml/kg. X min.), será necesario hacer una prueba de esfuerzo específica al deporte a entrenar. En este caso la mayor transferencia y compatibilidad la encontraremos en la cinta ergométrica, o en una prueba de campo, con un analizador de gases portátil. Este valor nos da un punto de arranque y nos sirve de test en cada temporada. Mediante otros test de campo, situados en otros picos de forma del año, verificaremos si el trabajo que vamos haciendo va teniendo resultados, como por ejemplo con el Test de 5 minutos de carrera a tope, (Berthon et. al 1997) donde calculamos la media, determinando así la VAM (velocidad aeróbica máxima), zona 17-18 de la escala de esfuerzo percibo (BORG-muy duro). La VAM nos dará nuestra velocidad que coincide con el VO2MÁX. Otro factor determinante es el  VT2, LT (Lactate treshold), o Umbral Anaeróbico. Este se sitúa justo después del MAXLASS (Máximo estado de lactato estable), punto donde se empieza a acumular el lactato, por imposibilidad de conseguir una homeostásis entre la producción y el tamponamiento de éste. Si utilizamos la percepción del esfuerzo, nos vamos a la zona 15 de BORG(DURO). El tercer factor clave a entrenar es la Eficiencia Aeróbica. Logicamente, cuanta mayor distancia tengamos que cubrir, más relevante será este factor. Un continuo trabajo de la técnica de carrera, en distintas situaciones, nos llevará a gestionar bien el esfuerzo, ahorrando energía y glucógeno, que nos vendrá muy bien en zonas más rápidas, con mayor desnivel, cambios de ritmo, finales de carrera… El entrenamiento de la eficiencia aeróbica lo situamos en el trabajo entre umbrales (VT1-VT2), zona 13 BORG (ALGO DURO) Como último factor determinante a tener en cuenta, desarrollaremos la Capacidad y Potencia Anaeróbica. La capacidad anaeróbica o láctica, nos permitirá resistir cerca de 2 minutos sin cambiar de zona (cambios de ritmo de final de etapa, últimos metros de ascenso a ritmo, transiciones rápidas entre subidas…) Si nos referimos a la intensidad subjetiva percibida, estará en un 19 sobre 20, (MUY, MUY DURO). En cuanto a la tolerancia al lactato, las concentraciones de éste serán muy altas (9-12 mmoles), con lo que habrá que aclarar rápido esa bajada de ph si queremos seguir en carrera.  La potencia láctica o anaeróbica, nos dará esa chispa de sprint sostenido, que  disparará el pulso en tramos muy concretos (adelantamientos a ritmo o en subida, bajadas cortas, técnicas e intensas), dando el máximo de nuestro potencial. Existen otros componentes de la carrera de montaña que hay que tener muy en cuenta, aunque en muchas referencias clásicas lo sitúan en un segundo plano, algunos podrían entrar directamente dentro de la clasificación anterior. Estos factores limitantes son la técnica, la velocidad y la fuerza máximas. La técnica de carrera mejora la eficiencia aeróbica, ahorra glucógeno, y permite ajustar a la variabilidad constante del terreno. (colocación de pies, c.d.g, compensación de fuerzas, cambios de ritmo y pendientes,..) , y un largo etcétera que será tratado en otros artículos. A la pregunta muy recurrente que se suele hacer de si hay que entrenar la velocidad (SIT y MAXIMAL SPRINT SPEED: MSS) en el corredor de montaña, la respuesta es un si rotundo. Ya sean distancias cortas, medias o largas, esta cualidad no debe faltar. La velocidad nos aporta el componente de activación neuromuscular de las fibras rápidas (FT), trabajando la sincronización de unidades motoras y el desarrollo de la coordinación intramuscular, que nos permite acelerar en algún tramo, adelantar o manejar las transiciones entre desniveles, y terminar una carrera bajando el crono. Incluye en tus sesiones de entrenamiento el trabajo en series de la velocidad, y notarás como irás más desahogado a marchas más suaves, así como ritmos de media en desplazamiento más competitivos. Para dar mayor transferencia a la situación real de montaña, entrena la mayor parte del tiempo en exterior (cuidado con zonas que tengan excesiva dificultad técnica, ya que la alta velocidad unido a la fatiga de la acumulación de las series, podrán provocar lesiones o caídas). El entrenamiento de la fuerza, puede llegar a ser un factor limitante. Cada vez más estudios avalan el trabajo de esta cualidad en la mejora del rendimiento en deportes de resistencia (Heikki Rusko, Leena Paavolainen, Keijo Hakkinen, Ismo Hamalainen, Ari Nummela: Como la mejora de la fuerza explosiva mejora el rendimiento en pruebas cortas de fondo.). *Entraremos en profundidad en el entrenamiento de la fuerza en pruebas de fondo, ya que es interesante su desarrollo en profundidad. Espero haber generado la misma inquietud que me produce la carrera en este medio tan envolvente. En el siguiente artículo abordaremos el trabajo muscular compensatorio y potenciador en el ciclista de MTB.