La llegada del invierno, hace que recordemos de nuevo los paisajes nevados, bosques espolvoreados, cimas blancas y caminos tapados, que nos despierta las ganas de redescubrir la montaña.
Asociado a este idílico escenario, también está la adaptación de nuestro organismo a la bajada del mercurio, y es que, la caída de la temperatura hará que pasemos de disfrutar de una salida espectacular, a exponernos a una situación de hipotermia más o menos grave.
Para ver de qué estamos hablando, es importante conocer cuáles son los efectos de una bajada de la temperatura exterior y cómo nos irá afectando a nuestra salud en general, y al rendimiento deportivo.
Cuando la temperatura del aire se sitúa por debajo de la temperatura interna, se altera la homeostasis o equilibrio interno. Estos desajustes accionan una serie de reacciones en cadena para volver a estabilizar el sistema.
Nuestro organismo va a luchar para devolver la homeostasis lo antes posible, llegando a ser energéticamente de lo más costoso.
Para elevar la temperatura tenemos que producir calor. Esto se puede hacer de dos formas, aumentando el metabolismo basal o activarnos mediante el ejercicio, o ambas.
Si buscamos subir el metabolismo, nuestro cuerpo ha de movilizar combustible de nuestras reservas, generando calorías. Tradicionalmente se ha pensado que eran los lípidos únicamente los encargados de proporcionar ésta, pero otros estudios van confirmando que es a través de la glucólisis, unida a los ácidos grasos, como se consigue esta subida. Si nuestros depósitos de glucógeno están repletos nos servirán de estufa. Si, por el contrario nos encontramos cerca de la hipoglucemia, no conseguiremos generan tanto calor por esta vía. Hay que reseñar que en condiciones suaves, los sustratos primarios son los lípidos, suponiendo un 60 % del gasto energético, cuando baja la temperatura o entramos cerca del vt2 gana prioridad el metabolismo glucolítico.
Otra manera de producir calor, es tiritando. El proceso de la tiritona persigue generar calor. Esta termogénesis llega mediante pequeñas contracciones musculares, tanto de la musculatura agonista como antagonista, con el objetivo antes descrito. Como también es dependiente de la glucosa sanguínea, habrá que intentar, en cualquier caso suministrar energía a través de los hidratos de carbono.
Como media, cuando nuestra temperatura interna llega a los 22 grados, habremos alcanzado un punto crítico, produciendo problemas muy graves, e incluso la muerte.
Nos todas las personas responden de igual manera, la grasa subcutánea es un aislante térmico, evitando la disipación del calor, que será la segunda manera de mantener la homeostasis.
Para reducir la bajada de nuestra temperatura, aparte de generar calor, tendremos que bloquear la pérdida de éste. Para eso entran en juego tres métodos.
La evaporación (cediendo sudor al ambiente), la radiación (la acumulación de energía solar es la más representativa), y la convección, (en el caso de estar en contacto con el agua).
No sólo intervienen estos factores, la humedad del aire, o incluso si nos sumergimos en el agua hará que nuestra pérdida de calor llegue a ser de 20 hasta 25 veces más rápida.
La diferencia entre exponerse a un aire seco o húmedo a bajas temperaturas, nos condicionará, ya que un viento húmedo puede generar desde un simple agente estresante hasta llegar a tener un broncoespasmo (ojo con la población con asma y patologías pulmonares: EPOC, Insuficiencia respiratoria..).
Cuando hay viento frío, esta sustituirá las capas de aire cálido alojadas entre nuestras capas de vestir, de ahí la importancia en montaña del uso de las tres capas o incluso más en ambientes de frío extremo (ártico, expediciones…). Llevar una primera capa transpirable y algo caliente pegada al cuerpo, una segunda capa aislante que mantendrá nuestro calor (lana o sintético tipo forro polar), una tercera capa cortavientos e impermeable, que evitará la entrada de estos dos elementos roba calorías.
A nivel deportivo, cuando desciende la temperatura corporal, se produce una vasoconstricción periférica, entrando la sangre hacia el interior de nuestro organismo (por eso tenemos en seguida frío en la parte más distal, nariz, orejas, pies y manos). Cuando ocurre esto salta la alarma de los receptores volumétricos de la aurícula izquierda, inhibiendo a la hormona antidiurética (ADH o AVP), evitando así la reabsorción de agua hacia la sangre. Con este sistema aumentan las ganas de orinar al llenarse la vejiga, sin dar salida al agua. Esta diuresis es la responsable de tener ganar de orinar cuando hace frío.
Con la edad perdemos capacidad vasoconstrictora, así como menor riego general, con lo que el frío nos va afectando más al cumplir años.
Hay que tener en cuenta que cuando la temperatura de la piel llega a los 0 o incluso -2ºc se produce la congelación de los tejidos, tan temido por los alpinistas.
Cuando pasamos el umbral de la tiritona, aumentaremos el coste energético, aumentando el Vo2máx. para la misma carga externa de trabajo, bajando nuestro rendimiento. Como la tiritona se da tanto en la musculatura agonista como antagonista, perderemos también coordinación, reduciéndose nuestra precisión (muy importante esto en deportes como la escalada, el tiro de carabina en el biathlon, el gancheo del piolet en el dry tooling, o actividades triviales como hacer una foto, abrir un bote o un mosquetón).
Como se produce una vasoconstricción, unido a una bajada de la frecuencia cardíaca, la circulación de la sangre se reduce, acumulándose con mayor facilidad productos de desecho, como los hidrogeniones que bajan el ph en nuestro organismo.
En deportistas entrenados, y en concreto acostumbrados al frío, se producirá una adaptación, mejorando su capacidad termorreguladora, produciendo mayor calor metabólico a través de más musculatura activa y de una menor intensidad relativa debido a su mayor umbral de trabajo.
En plena temporada invernal, prepárate para tus salidas con cabeza, cubre ésta (ya que se puede perder más de 25% de calor por aquí), utiliza el sistema de 3 o más capas ordenadas, ingiere bebidas calientes (caldo, té…), eleva tu gasto calórico, y dedica más tiempo a calentar.
Deja una respuesta